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Lucas 12:34 Porque donde está VUESTRO TESORO, allí también estará VUESTRO CORAZON.
Jesús de Nazaret
Las bienaventuranzas
1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
ORACIÓN DE LOS PADRES
AYÚDAME, SEÑOR, a comprender a mis hijos, a escuchar pacientemente lo que quieren decirme y a responder todas sus preguntas con amabilidad.
Evítame que los interrumpa, que les dispute o contradiga.
HAZME cortés con ellos para que ellos sean conmigo de igual manera.
Dame el valor de confesar mis errores y de pedirles perdón cuando comprenda que he cometido una falta.
IMPÍDEME que lastime los sentimientos de mis hijos. Prohíbeme que me ría de sus errores o que recurra a la afrenta y a la mofa como castigo.
NO ME permitas que induzca a mis hijos a mentir y a robar. Guíame hora tras hora para que confirme, por lo que digo y hago, que la honestidad es fuente de felicidad.
MODERA, te ruego, la maldad en mí. Evítame que los incomode y cuando esté malhumorado, ayúdame, Dios mío, a callarme.
Hazme ciego ante los pequeños errores de mis hijos y auxíliame a ver las cosas buenas que ellos hacen.
AYÚDAME a tratar a mis hijos como niños de su edad y no me permitas exigirles el juicio y convicciones de los adultos, facúltame para no robarles la oportunidad de confiar en sí mismos, pensar, escoger o tomar decisiones.
OPÓNTE a que los castigue para satisfacer mi egoísmo. Socorreme para concederles todos los deseos que sean razonables y apóyame para tener el valor de negarles las comodidades que yo comprendo que les harán daño.
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